Reformas: ¿Integrales o parciales?

Es hora de darle un lavado de cara a tu vivienda: el color que elegiste para las paredes ya no te convence, aparecen desconchones, nuevos muebles no quedan acorde al entorno… Son varias señales que piden un cambio en tu hogar pero ya metidos en faena, ¿Mejor una reforma parcial o integral?

Para responder a esta pregunta, lo primero que nos tenemos que plantear es que una reforma cuesta mucho emprenderla. No hablamos de costes, sino de tiempos, disponibilidad… cuestiones que postergan la decisión hasta que finalmente nos lanzamos a ello. Por esta razón, una vez sacamos adelante el proyecto, ¿Por qué no realizar una reforma integral de la vivienda?

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La integración y coherencia: principal razón

Dejando a un lado la circunstancia que una vez metido en obras, conviene realizarlas de forma integral para no tener que plantear reformas más adelante; otra de las razones por las cuales una reforma integral es más conveniente que una parcial es debido a la homogeneidad del hogar.

Cuando reformamos una única estancia de nuestra vivienda, le hacemos añadidos y decoraciones pensando en lo que queremos exactamente en ese momento: un toque clásico, moderno, una habitación llamativa, discreta etc. Esto puede contrastar con otras estancias que no se reformen.

“En una vivienda los ambientes son importantes: no debe existir una sensación de incoherencia cuando salimos de una estancia y nos introducimos en otra”

Una cocina clásica, como pudiera ser repleta de elementos rústicos, pide un salón acorde a este imaginario: que desde donde se sirve la comida hasta que llega a la mesa el entorno sea coherente.

Es por ello, por lo que al menos los espacios complementarios (salón-cocina, baños-aseos, habitaciones etc.) deben seguir una línea similar para que no de la sensación de “arreglo” en vez de reforma.

La ruptura con lo anterior: otra de las razones

Otra de las razones por la cual una reforma integral puede resultar más conveniente que una parcial es la necesidad de romper con la estructura anterior.

Tenemos la falsa concepción que una reforma significa dar un lavado de cara a lo que ya tenemos. Una reforma puede ir más allá de un cambio de muebles y de pintura: si quiero integrar la cocina dentro del comedor, puedo incluirla a través de una barra americana, o convertir una habitación en desuso en un aseo para invitados.

En estos casos no hablamos de adecuar una estancia, sino transformar la vivienda adaptándola a las necesidades concretas. Contar con profesionales adecuados y con un arquitecto que asegure qué se puede retirar y qué no para que la obra no se convierta en un quebradero de cabeza es vital.

En cualquier caso: una reforma integral nos permitirá disfrutar de una vivienda como nueva, ahorrando costes, tiempos y complicaciones. ¡Anímate!

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